Con la llegada del verano, la intención de muchos líderes empresariales en España es clara: desconectar del trabajo y recargar energías. Sin embargo, la realidad dista mucho de ese propósito. Según un reciente estudio de Hays, firma global especializada en recursos humanos, 6 de cada 10 directivos en España no consiguen desconectar durante sus vacaciones estivales.
Esta incapacidad para desconectar no solo afecta al bienestar del directivo, sino que también tiene consecuencias directas sobre el rendimiento de sus equipos y el clima organizacional. Desde Hays advierten que los líderes que no logran descansar adecuadamente son más propensos a sufrir frustración, estrés, a tomar decisiones impulsivas y a experimentar una clara pérdida de motivación.
El informe también revela un cambio de paradigma en la percepción del liderazgo: el 76% de los profesionales valora más a aquellos líderes que saben delegar y confían en sus equipos, frente a un 20% que los prefiere disponibles únicamente en casos de urgencia, y un mínimo 4% que opta por una disponibilidad total.
“La desconexión total sigue siendo más una intención que una realidad”, señala Óscar Vitales, Executive Search & Consulting Senior Associate en Hays España. “Aunque todos los directivos reconocen su importancia, siguen existiendo muchas dudas sobre sus límites”.
Los líderes que logran una desconexión efectiva suelen formar parte de grandes empresas, donde existen estructuras sólidas y una cultura de delegación. Por el contrario, en entornos como pymes, startups o sectores con alta actividad estacional, como el comercio o la industria, la desconexión es más difícil de alcanzar.
El precio de no parar
Vitales advierte de que “la sensación de no haber descansado puede transmitirse a los equipos, afectando negativamente al ambiente laboral”. Además, en septiembre, los procesos de selección reflejan este desgaste: candidatos agotados, desorientados o que buscan cambiar de trabajo no por convicción, sino por fatiga acumulada.
Un liderazgo en transformación
El liderazgo moderno empieza a integrar la desconexión como parte esencial de su ADN. Mientras los directivos con más experiencia reconocen el valor estratégico del descanso, les cuesta desvincularse de un modelo más presencialista. En cambio, los líderes más jóvenes comprenden la importancia del equilibrio, aunque a menudo se enfrentan a presiones para demostrar disponibilidad constante.
Así, habilidades como gestión del tiempo, equilibrio personal-laboral y capacidad de delegar eficazmente se están convirtiendo en soft skills clave en los procesos de selección.
Claves para una desconexión real
Hays recomienda una estrategia clara para unas vacaciones efectivas:
Planificar con antelación,
Delegar responsabilidades,
Establecer y comunicar límites de disponibilidad,
Crear un canal único de emergencias,
Fomentar actividades de desarrollo personal como lecturas, cursos o conferencias.
Finalmente, la consultora hace un llamado a las empresas: es momento de redefinir el contrato emocional con los líderes, promover una cultura corporativa que valore la desconexión y, sobre todo, llevar esos principios a la acción diaria.
“Si no empezamos por los altos cargos, el cambio cultural nunca será real”, concluye Vitales.
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