¿Se acabó el pastel?

La industria europea del automóvil atraviesa momentos turbulentos acosada por el desembarco masivo de marcas chinas, la caída de ventas y de producción y las incertidumbres sobre hacia dónde debe ir. Un puñado de fabricantes se mantienen al margen de esta tormenta. Ellos fabrican lujo a precios estratosféricos… y todavía son muy rentables

FerrariFerrari

Hace tiempo un experto analista del sector del automóvil me dijo que, en unos años (quizás ya), los coches iban a ser como los relojes, debajo de la tapa habría más o menos lo mismo en todos. La diferencia (y el precio) la marcarían el diseño, el prestigio de la marca y la experiencia de lujo. La verdad es que yo no sabía que iba a verlo tan pronto. La mayoría de los componentes, sistemas de seguridad y electrónicos están ya desde hace años fabricados por las mismas empresas para todas las marcas y modelos, la diferencia podría radicar en las características de los motores de combustión, pero los sencillos propulsores eléctricos reducen esas diferencias y las baterías tienen muy pocos suministradores en todo el mundo y la mayoría son chinos. 

La electrificación descontrolada, el desembarco masivo de marcas chinas, unos clientes desconcertados que han frenado compras y también una gestión un poco caótica han desencadenado una crisis en el sector de automoción occidental, fundamentalmente el europeo, que no se veía desde hace año. 

Esta tormenta perfecta se lleva generando en los últimos meses. El poderoso patrón de Stellantis, Carlos Tavares, tuvo que interrumpir sus vacaciones de verano en agosto para volar a Estados Unidos donde el sindicato United Auto Workers (UAW) volvía a estar en pie de guerra ante la caída de ventas y los malos resultados por la sangría financiera de los stocks no vendidos. El frente americano de Tavares se sumaba al europeo en Italia. La primer ministro, Giorgia Meloni, lleva meses presionado, sin sutileza, a Stellantis para que aumente la carga de trabajo en las fábricas italianas, pero la falta de demanda, incluso de los nuevos modelos, no ayuda y el fuego italiano se aviva con la amenaza de huelgas. 

LAMBORGHINI

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En los últimos meses, fabricantes como Mercedes, Ford o Volvo han dado marcha atrás en sus estrategias empresariales, aplazando o cambiando sus planes de electrificación, pero en septiembre los malos resultados del primer trimestre han obligado a tomar medidas más radicales. Volkswagen abrió el melón a principios de septiembre anunciando despidos (se habla de hasta 15.000) y cierre de fábricas por la caída de beneficios, una dura prueba para Alemania en la que el fabricante es una de las bazas industriales. Mercedes y BMW han revisado a la baja sus previsiones económicas para este ejercicio y Stellantis se sumó a los recortes, anunciando que su rentabilidad este año podría caer hasta el 5,5%. La última semana de septiembre podría definirse como el crac del automóvil con pérdidas millonarias en bolsa. 

Pero no todos sufren la misma situación. El 2023, mientras los generalistas veían venir la ola, fue un año récord para un puñado de empresas que juegan en el mercado del lujo. Lamborghini (de Volkswagen) y Ferrari registraron los mayores beneficios de su historia, 700 y 1.000 millones de euros, respectivamente y mientras los fabricantes generalistas anuncian el cierre de fábricas o las tienen parcialmente paradas, ellos abrieron en 2023 nuevas instalaciones industriales.  

Mientras, Porsche, que forma parte del grupo Volkswagen y es la marca de lujo con más volumen de ventas, volvía a batir el récord del año anterior con un beneficio de 5.157 millones de euros, un 3,8% más y mantiene sus previsiones de crecimiento para el actual ejercicio. Para otras, como las originariamente británicas Aston Martin o Bentley, la situación también fue positiva, aunque venía de una trayectoria de pérdidas que pudieron reducir. Rolls-Royce (de BMW) aumentó sus ventas un 11% el pasado año hasta la cifra récord de más de 6.000 unidades y aumentó empleo. 

El viento sopla a favor de quienes son consideradas marcas de lujo o las más deseadas. Se prevé que este año este segmento de mercado genere en todo el mundo unos 17.700 millones de euros con un crecimiento anual de más de 1,7% hasta, por lo menos, 2028. El precio medio de estos modelos se sitúa en los 100.000 euros y los principales mercados están en las orillas del océano Pacífico, Estados Unidos y China donde la cada vez más potente clase alta quiere conducir coches de lujo y están dispuestos a pagar lo que sea por un coche europeo mientras envían barcos llenos de utilitarios eléctricos hacia el Viejo Continente. 

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