Tesla no está en su mejor momento. La marca de coches eléctricos de Elon Musk está viendo cómo sus ventas caen en EE. UU. y Europa, mientras la competencia china aprieta y la imagen pública de Musk se tambalea por sus conexiones con el gobierno estadounidense y su apoyo a fuerzas políticas de extrema derecha en Europa.
Tanto es así que Tesla se ha convertido en objetivo de protestas en EE. UU., al ser vista como aliada de Donald Trump, y eso ha desencadenado actos vandálicos contra sus vehículos, que ya están bajo la lupa del FBI.
En medio de este caos, y mientras suena con fuerza la posibilidad de que Musk se aleje de la Casa Blanca, el magnate ha decidido mover ficha: Tesla abrirá tiendas en Arabia Saudí este mismo viernes.
Riad, Yeda y Dammam son las ciudades elegidas para esta expansión, aprovechando el tirón que están teniendo los eléctricos en lugares como Emiratos Árabes Unidos. Pero ojo, porque el salto tiene su riesgo: Arabia Saudí solo tiene 101 puntos de carga, frente a los 261 de los Emiratos. Y por si fuera poco, el calor extremo del país (con picos de 50°C en verano) castiga fuerte a las baterías.
Este movimiento llega justo antes de que Donald Trump arranque una gira por Oriente Medio, con paradas en Arabia Saudí, EAU y Qatar. Además, se suma a un posible reencuentro entre Musk y Yasir Al Rumayyan, jefe del Fondo Soberano Saudí, con quien el CEO de Tesla había roto puentes tras acusaciones de fraude. Aunque Musk salió absuelto, los saudíes vendieron sus acciones de Tesla y apostaron por Lucid, uno de sus principales rivales.
Ahora, parece que ambos podrían enterrar el hacha de guerra. Por un lado, Arabia Saudí quiere diversificar su economía más allá del petróleo. Por otro, Tesla necesita desesperadamente nuevos mercados tras un 13% menos de ventas en el primer trimestre de este año. Como dice Seth Goldstein, analista de Morningstar: “Cualquier nuevo mercado es aire fresco para Tesla”. Y ahora mismo, Musk necesita respirar.
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