Cuando el círculo se desvanece

Herederos de esa circunferencia que dibujaban los distinguidos relojes de bolsillo, la forma redonda es la más habitual en las esferas. Pero las ganas de romper esa monotonía llevan a las firmas relojeras a defender las líneas rectas o jugar con la geometría de las cajas para, en apariencia, distorsionar el sempiterno círculo

Patek Philippe, 7128/1G_001_DETPatek Philippe, 7128/1G_001_DET

Cuando se estampa la imagen de un reloj en nuestra red neuronal, domina la ficción que tiende a la curva, a esa esfera redonda que siempre identificamos con el mecanismo que anida en las muñecas. La luz atraviesa la retina, se transforma en señales eléctricas en el nervio óptico y et voilà, surge la imagen en el cerebro. Es un proceso complejo. Es física. Es neurología… Dejémonos de rollos. La esfera redonda es la que se presta a una lectura más fácil y sencilla de las horas, minutos y segundos. Punto. Es la geometría más frecuente, usual. Pero la inventiva, que no tiene límites, ha confeccionado relojes rectangulares (asiduos), cuadrados, troncocónicos, en tonel, de trazos surrealistas, ovoides, etcétera.

Patek Philippe, 7128/1G_001_DET

Luminor Marina
(PAM03314),
de Panerai

Sin meternos en genuinas marcianadas (que no por ello dejan de ser bellas), aparecen artefactos como los nuevos Bvlgari X MB&F Serpenti o el Retrovision ‘47 de Hautlence. Ya con los pies en la Tierra (que es esferoide, casi redonda…) nos topamos con Cubitus, la última colección de Patek Philippe, una noticia de largo alcance relojero, ya que la marca apenas estrena familias. Su esfera intuye, de un fugaz vistazo, un cuadrado, pero lo descompone en un octógono de lados suavemente redondeados. Audaz y elegante. Fue presentada en octubre de 2024, y en el pasado Watches & Wonders (en abril) desveló nuevos vástagos que, en esencia, reducen su tamaño: segundero central y fecha de 40 mm en oro blanco (esfera azul) y en oro rosa (esfera marrón). Los modelos de los que vamos a charlar ahora juegan al ‘engaño’ visual, a una artimaña óptica que disipa, que evapora la circularidad de la esfera por el efecto ocular de la caja… Sí, es la caja, amigos, fíjense bien.

El Ultra-Chron Carbon de Longines recurre a una caja en forma de cojín, como si a un rectángulo le engordan sus lados y piensan “qué bonita almohada”. Lleven a cabo la misma operación visual de suavizar y redondear los lados, pero con un cuadrado, y ante ustedes aparecen los nuevos Luminor Marina y el Perpetual Calendar GMT Platinumtech de Panerai. Y ese forzudo y musculoso sistema de seguridad de la corona tan tan Panerai también ayuda a resquebrajar la idea de la esfera circular, un detalle que alcanza cotas extremas en el Seamaster Ploprof 1200M de Omega, un ejemplar híper técnico (maravilloso) de la firma que en raras ocasiones sale a la superficie. Mírenlo de frente. Ya. Rápido.

Desaparece la esfera (redonda) y descuella un cuadrado dominado por la corona (a la izquierda) atornillada y el pulsador de seguridad (a la derecha). Una caja monobloque que inunda nuestros conos ópticos. Otra manera de trastear y juguetear con la percepción es recurrir al color. Rememoren lienzos del impresionismo, el divisionismo, el puntillismo, o esos pequeños círculos coloreados de Roy Lichtensteinvariaciones cromáticas que emplea Rolex en dos nuevas esferas presentadas en Watches & Wonders y que ha ejecutado en los modelos Cosmograph Daytona y GMT-Master II. Los ojos se centran en sus tonos… y se olvidan de la redonda esfera.

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