China esquiva sanciones comerciales de EE. UU. y empieza a ganar la ‘guerra’ de los Chips

ChipsGetty

La Administración Biden está acelerando sus esfuerzos en los últimos meses de su mandato, con la mirada puesta en dejar a Ucrania en una posición sólida ante cualquier negociación futura con Rusia. Sin embargo, una de las grandes preocupaciones de Biden se remonta a 2018 y fue impulsada por Donald Trump: la guerra comercial con China. En su mandato, Trump impuso fuertes restricciones, sobre todo en el acceso de Pekín a los semiconductores avanzados, pero la estrategia de la Administración Biden para reforzar el acceso de China a estos materiales ha tenido resultados mixtos. 

China crece en importaciones  

A pesar de los esfuerzos de Washington por limitar las importaciones de semiconductores, China ha conseguido incrementar el volumen de sus compras de chips. Entre enero y noviembre de 2024, el país asiático importó 501.470 millones de dólares en semiconductores, lo que supone un aumento interanual del 14,8%. De estos, 349.000 millones de dólares correspondieron a importaciones de China continental, con un crecimiento del 10,5%. 

Este incremento se da en un contexto en el que Estados Unidos ha intensificado su política arancelaria, aumentando los aranceles a semiconductores de 25% a 50% para 2025. Sin embargo, Pekín ha demostrado ser eficaz en eludir estos obstáculos, un desafío que Estados Unidos ha intentado contrarrestar mediante medidas agresivas sobre procesadores de ancho de banda amplio y la tecnología clave fabricada en Países Bajos. 

El rol de ASML y las tensiones internacionales 

En Países Bajos, la firma ASML se ha convertido en un actor clave, siendo la responsable del 82,9% del mercado mundial de máquinas de litografía necesarias para la producción de chips de última generación. Bajo la presión de EE. UU., Ámsterdam ha colaborado en un plan para dificultar el acceso de China a esta tecnología avanzada, lo que ha generado fricciones con Washington, que ha amenazado con imponer sanciones unilaterales a aquellos aliados que no se alineen con su política proteccionista hacia China. 

De hecho, la Administración Biden activó la FDPR (Regla del Producto Directo Extranjero), una herramienta que otorga a EE. UU. el poder de bloquear la venta de cualquier producto que contenga componentes de origen estadounidense, aunque sea fabricado fuera del país. Un ejemplo de esta presión se observó en las conversaciones con Corea del Sur, que es responsable del 60% de las memorias para chips a nivel global. A pesar de la influencia de EE. UU., Seúl se mostró reticente y pidió concesiones para adoptar políticas que podrían perjudicar su comercio con China, que concentra cerca de la mitad de las exportaciones surcoreanas de semiconductores. 

China refuerza su autonomía tecnológica 

China, por su parte, no ha permanecido inactiva ante estos obstáculos. En septiembre de 2023, Pekín implementó sanciones contra la venta de máquinas de litografía ultravioleta extrema de ASML, lo que ha tenido un impacto en el mercado de semiconductores. No obstante, entre enero y agosto de 2023, las importaciones de máquinas de litografía de origen neerlandés aumentaron un 96,1%, alcanzando los 3.200 millones de dólares, lo que subraya la capacidad de Pekín para diversificar sus fuentes y eludir las restricciones. 

Además, China ha logrado aumentar sus exportaciones de semiconductores en lo que va de 2024. Entre enero y noviembre de este año, las ventas de chips ascendieron a 144.700 millones de dólares, un incremento del 18,8% en comparación con el mismo período del año anterior. 

El retorno de Trump y el futuro de la guerra comercial 

La resiliencia de China frente a las sanciones de EE. UU. plantea interrogantes sobre el futuro de la guerra comercial, especialmente con el posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Trump ha sido un firme defensor de la presión arancelaria y su retorno podría endurecer aún más las políticas comerciales, llevando la confrontación a un nuevo nivel. Mientras tanto, la Administración Biden ha intentado equilibrar la presión arancelaria con una estrategia de colaboración con aliados clave para frenar el avance tecnológico de Pekín. Sin embargo, el regreso de Trump podría hacer que Estados Unidos adopte medidas aún más agresivas y unilaterales, cambiando radicalmente la dinámica de la guerra comercial con China. 

 

© Reproducción reservada