CaixaBank cierra la etapa Bankia con una profunda remodelación de su consejo de administración

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CaixaBank fragua una amplia remodelación del consejo de administración con la que cerrará la etapa de integración de Bankia y con la mira puesta en su nuevo plan estratégico 2025-2027. Al banco le toca renovar o sustituir a un tercio del máximo órgano de administración en la próxima junta y se espera la salida de los tres vocales originarios del banco absorbido: Joaquín Ayuso, Francisco Javier Campo y Eva Castillo. La intención de poner fin a la etapa Bankia habría sido, de hecho, uno de los motivos que empujó a José Ignacio Goirigolzarri a renunciar a la presidencia del banco el pasado 30 de octubre, según fuentes conocedoras. 

El grupo movió ficha entonces y situó a Tomás Muniesa, un histórico próximo a Isidro Fainé, al frente de la presidencia de CaixaBank, pero la despojó de las funciones ejecutivas como le gusta al Banco Central Europeo (BCE) para tales cargo. Su relevo tuvo lugar el pasado día 1 de enero y CaixaBank aún no ha despejado cómo piensa cubrir la vacante generada en el consejo ni a quién reasignará la vicepresidencia que ejercía Muniesa desde 2018. 

Junta en CaixaBank 

La expectativa es que el consejo de la entidad despeje esta incógnita y la configuración futura de su consejo de administración en la reunión prevista para este jueves, día 20. Fuentes del banco se limitaron a indicar que «el actual consejo de administración no ha tenido ninguna modificación en su composición» y «el consejo del 20 de febrero convocará la junta y hará las propuestas de acuerdo, con lo que, a su vez, le proponga la Comisión de Nombramientos y Sostenibilidad«. 

En el consejo de CaixaBank se sientan 15 miembros y vence el mandato de cinco de ellos. El pasado 3 de diciembre expiraron, de hecho, los correspondientes a los tres vocales independientes que se incorporaron procedentes de Bankia: Joaquín Ayuso, Francisco Javier Campo y Eva Castillo; junto a los de Fernando María Ulrich, calificado como otro externo y de origen CaixaBank; y el de Teresa Santero, la representante del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), que actualmente atesora más del 18% del capital de la entidad financiera. 

Este año vencen también los mandatos de José Serna, vocal dominical que representa a Criteria -propiedad de la Fundación «La Caixa»- desde 2016 en el consejo; y de Koro Usarraga, independiente que también entró en la misma fecha. Si bien el banco podría posponer las decisiones sobre su asiento a la junta del próximo año, algunas fuentes anticipan también el relevo de Serna por parte de «La Caixa» y dan por buena la continuidad de Santero por el Frob. 

La fusión con Bankia en 2020

El banco ensambló el consejo de la fusión con Bankia en 2020 con el siguiente reparto: la presidencia ejecutiva de Goirigolzarri, que ejercía en Bankia con mayores funciones; la gestión del negocio liderada por Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank; dos sillones de vocales dominicales en el consejo para Criteria, que entonces era dueña del 30,01% de la entidad; y uno para el Frob -tenía el 16,11%-. De los diez asientos adicionales, siete los conservó CaixaBank -seis independientes y el sillón del consejero con categoría de otro externo- y se unieron los tres independientes procedentes de Bankia cuyo relevo se espera tras la salida de Goirigolzarri y esa idea de cierre de etapa de fusión. 

Desde el pacto de fusión, tanto la Fundación «La Caixa» como el Estado a través del Frob han reforzado sus participaciones accionariales hasta el 33% y 18,1%, respectivamente, por los sucesivos programas de recompras de acciones ejecutados por la entidad. La normativa y los estatutos del consejo del propio banco amparan que reforzasen también su presencia en el consejo con sillones adicionales e, incluso, se ha especulado en el mercado con que el Gobierno podría solicitar un sillón adicional para el Frob. 

Pero cualquier movimiento de uno de los accionistas mayoritarios tendría su reflejo en el otro para preservar su equilibrio recíproco, con una previsible merma efectiva del espacio para la cuota de independientes, retrocediendo el avance en el esquema de buen gobierno corporativo y no parece que, a priori, esté sobre la mesa. 

El consejo seguirá siendo el mismo

El consejero delegado del banco, Gonzalo Gortázar, descartó cambios así al ser cuestionado durante la presentación de resultados de CaixaBank celebrada en noviembre pasado: «El consejo ha funcionado bien y estamos muy satisfechos de ese equilibrio. Solo tengo cosas positivas que decir sobre el consejo y el papel de Criteria y el Frob. No tengo indicación de que esto vaya a cambiar a futuro«, expuso Gortázar. 

Cualquier incorporación de nuevas caras tiene que superar la preceptiva evaluación de idoneidad del BCE, el conocido como «fit and proper«. Y en la configuración del máximo órgano de administración de una entidad financiera tiene un peso creciente el surtirse además de perfiles diversos y antes más ajenos al negocio como las capacidades tecnológicas por los elevados desafíos de la digitalización en oportunidades de negocio y riesgo. 

Nueva hoja de ruta de CaixaBank 

Precisamente, el plan estratégico 2025-2027 recién estrenado por el banco proyecta acometer 5.000 millones en inversiones ligadas a proyectos tecnológicos para apoyar diferentes apuestas y hacer crecer el negocio. Con la nueva hoja de ruta, CaixaBank aspira a rebasar el 16% de rentabilidad en 2027 en un escenario de tipos de interés a la baja que combatirán poniendo el pie en el acelerador para captar clientes y negocio. 

Su plan es crecer al 4% anual en las principales rúbricas de actividad –crédito y recursos de clientes, captar 800.000 clientes netos y distribuir al inversor entre el 50 y 60% del beneficio vía dividendos, además de repartir todo exceso de capital que genere por encima del 12,5% CET1 vía dividendos o con programas de recompras de acciones. 

La gestión del negocio la capitanea Gortázar, cuyas funciones han salido reforzadas con el relevo en la presidencia al no heredar Muniesa las responsabilidades ejecutivas de su antecesor. Goirigolzarri no formaba parte del Comité de Dirección, pero de él dependían directamente los departamentos de Comunicación, Secretaría y Auditoría Interna, además de la presidir el consejo de administración. 

Cuando se ensambló el grupo, la nueva CaixaBank también dominó en la estructura directiva por su mayor dimensión y al absorber Bankia. En la estructura de alta dirección conformada entonces ya no figuró ni el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, ni el resto de los primeros espadas que tenía Bankia desde 2012. 

Conformada por 14 responsables, al nivel más alto de la estructura solo se incorporaron tres directivos de Bankia: David López que asumió la dirección de Personas, y se crearon las áreas Cumplimiento, liderada por Manuel Galarza, y Sostenibilidad, comandada por Eugenio Solla. 

 

 

 

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