La histórica transición en Berkshire Hathaway, uno de los mayores conglomerados empresariales del mundo, tiene repercusiones más allá de Wall Street. Con la retirada de Warren Buffett a los 94 años y la confirmación de Greg Abel como su sucesor, los mercados europeos, incluida España, siguen de cerca los próximos pasos de una de las firmas más influyentes en inversión global.
El anuncio, realizado este fin de semana en la junta anual de accionistas en Omaha, supone el cierre de una era que ha marcado a generaciones de inversores y empresarios. Con más de 1,1 billones de dólares en valor de mercado y participaciones en sectores clave —desde energía hasta seguros y consumo—, Berkshire es un referente cuyas decisiones estratégicas repercuten en las bolsas internacionales y en empresas cotizadas españolas vinculadas a sus intereses.
El nuevo timonel: Greg Abel, discreto pero decisivo
Abel, canadiense de 62 años y con formación en contabilidad, lleva más de dos décadas dentro del grupo. Fue clave en la consolidación de Berkshire Hathaway Energy, un actor global con creciente presencia en renovables, un sector que también mira hacia España como plataforma de crecimiento en Europa.
«Greg tendrá más éxito que yo», aseguró Buffett, bromeando con su habitual tono irónico. Pero la afirmación encierra un mensaje claro: el futuro de Berkshire está en manos operativas, más que financieras, lo que podría marcar un cambio de estilo en el liderazgo.
España en el radar de Berkshire
En los últimos años, Berkshire ha mostrado interés en el mercado europeo, especialmente en infraestructuras y energía. Su participación en empresas del sector energético ha sido vista como una posible antesala a movimientos en países con políticas de descarbonización ambiciosas, como España. La revolución verde promovida por el Gobierno español y la Unión Europea podría atraer inversiones desde el conglomerado liderado ahora por Abel, quien ha priorizado el desarrollo sostenible como eje de negocio.
Expertos del sector financiero en Madrid señalan que Abel podría poner el foco en compañías españolas de energías limpias, infraestructuras o logística, dado su historial de adquisiciones estratégicas. «España tiene activos maduros pero aún con recorrido. Berkshire podría ver oportunidades aquí si la valoración es adecuada», afirma Nuria Moreno, analista de GVC Gaesco.
Un nuevo estilo de gestión global
Con más de 347.000 millones de dólares en liquidez, Abel tiene capacidad para impulsar adquisiciones relevantes. Sin embargo, hereda un contexto complejo: mercados saturados, tensiones geopolíticas y presión para mantener los retornos sin perder la prudencia que ha caracterizado a Buffett.
En Europa, se espera que Abel mantenga una estrategia de crecimiento selectivo, sin alterar los fundamentos del grupo. No obstante, la creciente competencia por activos estratégicos en energía, tecnología y distribución —ámbitos donde España tiene jugadores relevantes— abre interrogantes sobre posibles movimientos en el Viejo Continente.
Quizá el mayor reto de Abel será conservar la esencia de Berkshire: una cultura empresarial centrada en la libertad operativa, el largo plazo y la integridad en la gestión. Valores que han hecho del conglomerado una rareza en el mundo corporativo.
En España, donde muchos grupos familiares valoran estas mismas cualidades, el modelo Berkshire ha sido estudiado y admirado. La llegada de Abel, aún con su estilo más reservado, será seguida con atención por quienes ven en esta firma un ejemplo de estabilidad en tiempos de incertidumbre.
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