Sembrar tecnología

Que la sostenibilidad no es una moda pasajera, es una verdad incuestionable. La sociedad española, en general, parece estar de acuerdo en la necesidad urgente de proteger nuestro planeta. Sin embargo, queda mucho por hacer para aprovechar al máximo las herramientas disponibles. Y es que existe una desconexión preocupante. Solo el 18% de las empresas españolas emplea la tecnología como aliada para alcanzar sus objetivos de sostenibilidad, según revela el Barómetro Global de Sostenibilidad de Kyndryl y Microsoft.
Este dato contrasta con el enorme potencial de la tecnología como motor de transformación. Herramientas como la inteligencia artificial (IA), el análisis de datos y la automatización pueden convertir metas vagas en estrategias concretas y medibles. Entonces, ¿por qué está brecha? ¿Qué impide a las empresas españolas integrar plenamente la tecnología en sus esfuerzos por reducir su impacto ambiental?La respuesta, evidentemente, no es sencilla. Uno de los mayores obstáculos para integrar la tecnología en la sostenibilidad es la disparidad de datos entre los distintos sistemas de planificación empresarial. Solo el 15% de las empresas logra consolidar estos datos para obtener una visión integral de su impacto ambiental. Sin esta cohesión, es imposible tomar decisiones informadas que impulsen el cambio.Esta situación desencadena en que, aunque el 44% de las empresas españolas tiene objetivos sostenibles integrados en sus operaciones, apenas el 5% basa su estrategia en datos concretos y verificables. En un contexto donde la presión de los stakeholders, la regulación y la demanda del mercado impulsan el cambio, este vacío en la integración tecnológica es un obstáculo que las empresas no pueden ignorar si desean avanzar de manera significativa.

La IA se perfila como una herramienta clave de la nueva sostenibilidad. Más del 60% de las empresas ya la emplean para controlar el consumo de energía y las emisiones, pero su uso sigue siendo limitado: solo el 37% aplica modelos predictivos que anticipen necesidades energéticas futuras. Al integrar estas capacidades, las empresas pueden no solo optimizar recursos, sino también prepararse para desafíos climáticos mediante la planificación de escenarios y la mitigación de riesgos.

A pesar de su potencial, la tecnología también plantea preguntas sobre su propio impacto ambiental. Solo el 35% de las organizaciones considera las implicaciones energéticas de las soluciones basadas en IA. Este es un aspecto que no debe pasarse por alto: si bien la tecnología es una herramienta poderosa, su adopción debe ser responsable y sostenible.

La sostenibilidad es un imperativo empresarial, pero para que deje de ser un ideal y se convierta en una realidad, las empresas deben aprovechar todo el poder de la tecnología. España tiene la oportunidad de liderar este cambio, adoptando herramientas que no solo midan el impacto, sino que también lo transformen. La pregunta es: ¿Se pondrán las pilas?

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