En un entorno marcado por la acelerada transformación digital, el avance hacia la sostenibilidad y la creciente globalización, las empresas en España se enfrentarán en 2025 a desafíos sin precedentes que pondrán a prueba su capacidad de adaptación y su visión estratégica. La transición hacia energías renovables, la necesidad de responder a cambios regulatorios exigentes y la demanda de talento altamente cualificado en tecnología obligan a los líderes empresariales a replantear sus modelos de negocio para no solo mantenerse competitivos, sino también ser más ágiles y responsables. En este contexto, será crucial para las empresas españolas redefinir sus prioridades, potenciando la innovación y fomentando una cultura de resiliencia que permita hacer frente a un panorama cada vez más incierto y exigente. Conversamos con Juan Carlos Gil, CEO de Moderna para conocer cuáles son las grandes metas profesionales que se plantean para el próximo año, así como los retos que afrontará su sector durante el próximo año.
«Afronto el futuro con optimismo, convencido de que la industria farmacéutica tiene un papel clave en mejorar la salud pública a nivel global. Al acercarnos a 2025, el camino por delante está lleno de retos y oportunidades que marcarán una transformación fundamental. Mi compromiso va más allá de adaptarnos a un mercado competitivo y aún más regulado; se trata de estar preparados para satisfacer la demanda de una sociedad que busca soluciones sanitarias más efectivas, accesibles y rápidas.
Uno de mis objetivos es consolidarnos como referentes en innovación, impulsando una expansión estratégica y sostenible. La experiencia reciente con las vacunas de ARNm contra la COVID-19 demostró su capacidad para responder de forma rápida y efectiva ante emergencias sanitarias, y su potencial en áreas como oncología y enfermedades respiratorias promete transformar la medicina en los próximos años. Avanzar en innovación requiere un liderazgo que valore la diversidad como fuente de riqueza, además de una apuesta continua por el desarrollo de las personas que hacen posible que la inversión en investigación y desarrollo (I+D), llegue hasta los pacientes especialmente en tecnologías tan recientes como la medicina de ARN mensajero (ARNm).
Como sector y como región, también es crucial crear condiciones que fomenten la competitividad en un mercado global cada vez más interconectado. Europa trabaja en un marco regulatorio que impulse este objetivo. La «Ley de Medicamentos Críticos» y la «Ley de Biotecnología» apoyan el suministro de medicamentos esenciales y la inversión en biotecnología. Estas regulaciones representan una plataforma sólida, aunque exigen adaptarse a normativas rigurosas que permitan comercializar productos innovadores en un contexto en constante cambio.
Por último, en un entorno que ya es digital, nuestro reto no es transformar, sino crecer en esa digitalidad y encontrar un equilibrio. La inteligencia artificial (IA) y el análisis de datos en tiempo real son esenciales para optimizar la toma de decisiones y mejorar la eficiencia en todas las áreas del negocio. Con la IA, podemos prever mejor las tendencias de salud y personalizar tratamientos.
Mirando hacia 2025, sé que nuestro éxito radica en las personas. En su talento, capacidad de adaptación y colaboración, encontraremos nuevas formas de abordar lo que ya conocemos. Más allá de los logros técnicos o regulatorios, confío en que el crecimiento auténtico reside en nuestra habilidad para adaptarnos, colaborar y avanzar, siempre con una visión de innovación inclusiva y comprometida».