Conversamos con la directora de Sostenibilidad de Iberia, Teresa Parejo, sobre el futuro de la aviación y la implementación del SAF (Sustainable Aviation Fuel) en la industria aeronáutica, así como la posibilidad de que se produzca en el país y su posible impacto económico, social y ecológico.
Usted aseguró que “España tiene la oportunidad de convertirse en una gran potencia productora de SAF” y que “tiene todo lo que se necesita para serlo”, ¿considera que se están tomando los pasos necesarios para lograrlo? ¿Cuáles son las grandes asignaturas pendientes?
El marco jurídico, que era una de las primeras cuestiones necesarias, ya existe y es claro. Lo que hace falta ahora es el impulso de las alianzas público-privadas y el compromiso de las administraciones a todos los niveles: europeo, estatal, autonómico y local. Es necesario que se generen incentivos más potentes o que se amplíen los ya existentes.
Efectivamente, la oportunidad de que España se convierta en productora de SAF es enorme. Cuenta con recursos suficientes y es líder en energías renovables: dispone de todo lo necesario para albergar una nueva industria de producción de SAF que supondría generación de riqueza y empleo.
La consultora PriceWaterhouse Coopers ha realizado un informe en el que demuestra que la puesta en marcha en nuestro país de esta nueva industria podría suponer un impacto en el PIB de 56.000 millones de euros y 270.000 nuevos puestos de trabajo hasta 2050. Además, esas plantas de producción serían capaces de cubrir toda la demanda nacional de SAF.
¿Qué medidas, a su entender, deberían tomarse desde el Gobierno de España para facilitar que España se convierta en una gran potencia productora?
Es esencial que se establezca un diálogo entre las administraciones públicas y el sector, pasando por las productoras, las aerolíneas y las empresas de gestión de residuos y ordenación del territorio, entre otras, para desarrollar las políticas necesarias que regulen esta nueva industria. Es necesaria una comprensión profunda de la oportunidad que supone. A pesar de ser compleja en su diseño y gestión, es una oportunidad única de generar riqueza y puestos de trabajo en España. Para ello, sería interesante estudiar la posibilidad de diseñar nuevos incentivos para que la producción se acelere y aumente la cantidad de SAF disponible en el mercado.
¿En qué países debería fijarse España para seguir su modelo e impulsar la producción del SAF? ¿Qué medidas se están tomando que aún no se aplican en España?
La industria del SAF es muy nueva y no existe ningún ejemplo en la escala y desarrollo propuestos por el citado informe de PwC. Por eso creemos que es una oportunidad tan importante para nuestro país.
Ahora bien, Estados Unidos aprobó en 2022 la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) que busca mejorar la innovación, la competitividad económica y la productividad industrial. Este nuevo reglamento, que entró en vigor en marzo de 2023, establece incentivos para la producción de SAF, por lo que la inversión se está derivando hacia ese país. En Europa, Francia, Alemania y Reino Unido también han diseñado algunos instrumentos para estimular esta industria pero en España todavía no existen.
¿Cuánto tiempo necesitaría España para consolidarse como una potencia en el SAF? ¿Qué papel juega actualmente en el mercado internacional?
El estudio de PwC analiza los efectos del establecimiento de una industria de SAF en España hasta 2050. En los primeros años podrían desarrollarse combustibles de origen biológico. Más adelante ya se podría producir el SAF sintético, de captura de carbono, que es más interesante por no necesitar ninguna materia prima y poder, incluso, generar emisiones negativas.
Esta tecnología de captura de CO2 es un complemento a la estrategia, liderada por el grupo IAG, de reducción de emisiones.
El estudio de PWC adelantaba que la creación y puesta en marcha de las plantas de SAF generarían 56.000 millones de euros en el PIB de nuestro país hasta 2050 y crearían 270.000 nuevos puestos de trabajo, ¿Cómo beneficiaría a las zonas rurales de España?
Esta nueva industria, para aprovechar la infraestructura ya existente de las energías renovables y por la situación de los residuos necesarios para producir SAF biológico, debería localizarse en la España rural. Esto mejoraría la cohesión social y territorial e impulsaría un modelo de economía circular. Las zonas rurales de España que acogieran estas plantas de producción de SAF podrían beneficiarse de la creación de puestos de trabajo de calidad y, por lo tanto, la creación de riqueza para sus municipios y autonomías.
Iberia ha realizado los primeros vuelos demostrativos, tanto de corto como de largo radio. ¿Qué planes tiene previstos para 2024?
Creemos que la fase de demostración y sensibilización a la sociedad de que el SAF es una tecnología real y eficaz ya ha quedado clara. Ahora estamos concentrando nuestros esfuerzos en impulsar el avance del mercado.
Eso no significa que no vamos a utilizar SAF para nuestros vuelos. Estamos trabajando para que nuestros clientes corporativos se sumen a este proyecto. Los retos del cambio climático y la Agenda 2030 en general solo podrán conseguirse a través de alianzas.
IAG se comprometió al abastecimiento de sus vuelos con un 10 por ciento de combustible de origen sostenible en 2030 ¿es una meta posible? ¿creen que la puedan lograr antes de la fecha estimada?
Por supuesto que en Iberia creemos que es posible. Pero, al mismo tiempo, queremos que esto sirva de incentivo para alcanzar esa meta. Necesitamos el compromiso de los productores y las administraciones públicas para que la producción se acelere. Actualmente la producción de SAF apenas alcanza el 1% de la demanda global por lo que es imprescindible aumentar esa cantidad.
Además del importante impacto económico que tiene el SAF en las emisiones de los vuelos ¿Cómo prevén que impacte, económicamente, su implementación a los resultados de Iberia?
Es una realidad que el SAF es un combustible más caro que el queroseno tradicional. Este precio está ligado a la escasez de producción que mencionaba anteriormente, por lo que es vital que se incentive su creación para que las aerolíneas podamos adquirir en el mercado una cantidad mayor.
En IAG hemos liderado esta apuesta y el grupo al que pertenece Iberia fue el primero en comprometerse a alcanzar las emisiones netas cero en 2050 y la reducción de sus emisiones en un 20% en 2030. La sostenibilidad es uno de los pilares de nuestra estrategia y vamos a seguir trabajando en esa línea.
Además de apostar por los combustibles de origen sostenible, Iberia también renovó su flota e incrementó la eficiencia de sus operaciones, ¿qué nuevos esfuerzos realizará la empresa en estas áreas durante los próximos años?
Iberia está comprometida con la sostenibilidad y una de sus estrategias es continuar renovando la flota por aeronaves más eficientes. Durante 2023 hemos incorporado seis A350, para las rutas de largo radio, y tres A320neo, para las de corto y medio radio. Son aviones que reducen significativamente el consumo de las aeronaves a las que sustituyen.
Nuestros equipos trabajan todos los días para encontrar nuevas soluciones que mejoren la eficiencia de las operaciones. Ambas medidas son esenciales en nuestra estrategia de descarbonización.
© Reproducción reservada