Rectificar o portazo nuclear

Los acuerdos de Microsoft, Google y Amazon con desarrolladores de reactores modulares pequeños para impulsar y abastecer a sus centros de datos reavivan un debate energético en España: ¿Es el momento de eliminar el ‘veto’ a la energía nuclear desde Moncloa?

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Los reactores modulares pequeños (SMR) son la gran apuesta energética para gigantes como Microsoft, Google y Amazon. La tecnología promete ser una solución que, además de barata, será mucho más fácil de construir que las tradicionales centrales nucleares, lo que genera un gran interés no solo en Estados Unidos, sino en el resto de países que apuestan con fuerza por su soberanía energética.

En Europa, hay una tendencia creciente hacia nuevas tecnologías como los SMRs. En países como Francia, Inglaterra, República Checa, Polonia, Finlandia y Suecia se están ofreciendo incentivos para crear nuevos actores o asociaciones en proyectos industriales. Un escenario que no se replica en España, donde “las políticas actuales a nivel estatal no fomentan el desarrollo de tecnologías SMR ni sus aplicaciones. Esto es lamentable, ya que la industria nuclear española cuenta con numerosos centros de excelencia”, asegura Edouard Hourcade, presidente de Blue Capsule, a Business People.

El auge de los SMR llegará en los próximos cinco o seis años, prevé Hourcade. “El sector nuclear observa con interés los anuncios de Google y Amazon sobre inversiones en tecnologías de reactores de alta temperatura. Ahora bien, aún debemos esperar para ver si esta dinámica se limita a las empresas tecnológicas o si también vemos demanda en otras industrias de Estados Unidos. Por ejemplo, Dow Chemicals ya ha firmado acuerdos para instalar reactores de alta temperatura (HTR) in situ y satisfacer sus necesidades tanto eléctricas como de calor para procesos”.

Irónicamente, España es “el único país del mundo con planes de cierre de su flota nuclear”, indica Xavier Jardí, presidente del grupo de trabajo de SMR de la Plataforma Tecnológica de Energía Nuclear de Fisión (CEIDEN). Un ‘portazo nuclear’ que queda reflejado dentro del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), donde se contempla el cese ordenado y escalonado de la explotación del parque nuclear entre los años 2027 y 2035.

“El resto de los países con instalaciones nucleares tiene planes de extensión de operación y/o nueva construcción. Es curioso, porque la estrategia del PNIEC persigue maximizar la diversificación de fuentes de energía. Pero aparte de las renovables e hidráulica, ¿qué otras fuentes de energía están libres de emisiones?”, cuestiona Jardí.

La decisión de España de abandonar la energía nuclear podría afectar su competitividad. Para Hourcade, el número de “usuarios finales” que estén interesados en tecnologías nucleares irá creciendo, especialmente entre los productores de carbonato de sodio y amoniaco, así como en la industria química y metalúrgica, donde se vive un proceso de descarbonización y donde la electrificación no siempre es viable por costes o disponibilidad.

Centros de datos, minas aisladas, papeleras, acerías, petroquímicas, navieras…son sólo algunos ejemplos de usuarios que ven en los SMR una alternativa viable para descarbonizarse sin necesidad de depender del almacenamiento en baterías. O, al menos, para buscar soluciones integradas donde se combinen las energías renovables con el almacenamiento y la energía nuclear”, añade Jardí al listado.

“Las industrias difíciles de descarbonizar, y los países que las albergan, necesitan fuentes de energía confiables para evitar una desindustrialización que ya está ocurriendo en Europa”, alerta el presidente de Blue Capsule. Una tendencia que hace preguntarse: ¿Qué debe hacer España para ponerse a la par de sus vecinos europeos en materia de SMR?

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Edouard Hourcade, presidente de Blue Capsule

ASIGNATURAS PENDIENTES

El presidente del grupo de trabajo de SMR de la CEIDEN cree que “el principal desafío es institucional”, donde echa de menos un mayor apoyo por parte de las administraciones para que los profesionales puedan hacer su trabajo. Sin embargo, también existen desafíos técnicos como la estandarización.

“Para desarrollar SMR es necesario estandarizar los procesos de construcción de componentes, de manera que se ITER El mayor experimento internacional para probar el potencial de la energía de fusión El Tokamak ITER será el dispositivo de su tipo más grande del mundo, con un volumen de plasma de 840 m³ © US ITER puedan fabricar en serie para reducir costes de producción y facilitar la entrada a la cadena de suministro a nuevas empresas”, explica Jardí. Y añade que “desde el punto de vista regulatorio, deben establecerse mecanismos ágiles de licenciamiento, que en muchas ocasiones son el cuello de botella de la transición energética”.

A su entender, Canadá es un buen ejemplo a seguir, donde “ regulador ofrece servicios de pre licenciamiento donde, desde etapas tempranas de diseño, el regulador se involucra en los análisis y revisiones que facilitan el posterior licenciamiento de nuevas tecnologías nucleares; Canadá ya está construyendo SMR con el visto bueno del regulador, la CNSC (Canadian Nuclear Safety Commission)”.

Desde la perspectiva económica, el experto considera que “bastaría con establecer un marco fiscal razonable que no asfixie a la industria nuclear”. En este sentido, recuerda que “entre 2025 y 2035, la carga fiscal supondrá más de un 40% de los costes totales del parque nuclear, incluyendo cargas fiscales redundantes sin un fin justificado”.

Aunque resulta difícil medir el impacto que tendrían los SMR en la economía nacional, Jardí cree que ayudarían “a reducir significativamente el precio de la energía para el contribuyente” y tendrían un “impacto enorme en la economía local y generación de empleo”.

“Un estudio reciente sobre la economía europea indica que cada euro gastado en energía nuclear genera cinco euros adicionales en el PIB de la UE, y cada puesto de trabajo directo creado en la industria nuclear crea 3,2 puestos de trabajo en la economía de la UE en su conjunto. Basta recorrer los municipios cercanos a instalaciones nucleares, muchos de ellos localizados en la ‘España vaciada’, para comprobar el impacto que tiene en la economía local y en la cadena de valor. Además, por la naturaleza altamente técnica de esta tecnología, se trata de empleos de alta capacitación y valor”, detalla el experto de la CEIDEN.

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Xavier Jardí, presidente del grupo de trabajo de SMR de la Plataforma Tecnológica de Energía Nuclear de Fisión (CEIDEN)

¿TECNOLOGÍA PELIGROSA?

La energía nuclear suele conllevar un miedo a su impacto medioambiental. Hourcade pide ver la ‘fotografía’ completa para reducir las preocupaciones. “Actualmente, hay unos 415 reactores nucleares en operación en todo el mundo, que han acumulado más de 20.000 años de funcionamiento. Si analizamos los únicos tres accidentes industriales significativos en la historia de la energía nuclear (Three Mile Island, Chernóbil y Fukushima), las cifras de fatalidades son pequeñas en comparación con los accidentes en los sectores de petróleo, gas y, especialmente, carbón”.

Respecto a los residuos, el presidente de Blue Capsule alega que “se almacenan de forma segura y regulada en todo el mundo, algo que no sucede con los desechos tóxicos del carbón. Además, el combustible nuclear gastado puede reutilizarse como recurso para generar más energía, y varios actores de la industria ya están aprovechando esta oportunidad”.

Para Jardí, “los SMR van un paso más allá. Tienen una serie de características de seguridad muy interesantes. Por ejemplo, se diseñan con principios de seguridad pasiva. Para que el reactor realice su función de seguridad (por ejemplo, refrigerar el núcleo para que no se funda) no es necesario actuar sobre éste de manera activa, sino que es el propio reactor quien se autorefrigera por convección natural o mediante circuitos pasivos de refrigeración que actúan solos”.

Aún es pronto para predecir el panorama energético europeo en la próxima década, más aún porque las nuevas tecnologías de los SMR llegarán después de 2030 y, posteriormente, la de los reactores de fusión. Con la avalancha de la electrificación avanzando en Europa, lo que se traduce en un aumento masivo en la capacidad de producción de energías renovables y nueva energía nuclear, España deberá tomar una decisión: Rectificar o completar su portazo nuclear.

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