¿Cuál será la política económica estadounidense durante los 4 próximos años? Todo depende de quién sea elegido como Presidente en las elecciones de noviembre, Kamala Harris o Donald Trump.
En términos generales, casi no cabe duda de que la economía nacional de 2028 será mucho más fuerte, igualitaria y resiliente si Harris gana en las urnas. El motivo es que los objetivos y propuestas políticas de Trump están poco meditados. Sea como sea, su manejo económico repercutirá en todo el mundo.
Actualmente, nos encontramos a menos de una semana del debate presidencial en el que Harris y Trump enfrentarán sus posiciones e ideologías, así como determinarán sus promesas y planes políticos y económicos de futuro. Sin embargo, en líneas generales, los votantes ya saben qué propuesta económica propugnará cada candidato.
Política económica de Kamala Harris
La candidata demócrata aún no ha detallado su agenda económica en caso de salir escogida como Presidenta del Gobierno, pero es muy probable que esta mantenga las bases centrales del programa de Biden. Este incluye fuertes políticas públicas dirigidas a preservar la competencia, proteger el medioambiente (incluido el hecho de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero), disminuir el coste de vida, mantener el crecimiento, así como mejorar la soberanía y la resiliencia de la economía nacional y mitigar la desigualdad.
Kamala Harris es una persona capaz de evaluar los dilemas que se le presenten y dar soluciones equilibradas con prudencia y pragmatismo.
A decir verdad, la demócrata desea apartarse de la figura apagada de Joe Biden y del concepto Bidenomics empleado por el Gobierno actual, que no pudo mantener la credibilidad de sus promesas electorales a finales de su mandato.
La actual vicepresidenta quiere presentarse como la representante de una política fresca y renovada, en contraposición al rancio y conocido modelo que defendería Trump.
Las principales apuestas de Harris en el terreno económico son las siguientes:
- Aumento de los impuestos a las clases más ricas y a las grandes empresas con el objetivo de financiar un plan de 3 millones de viviendas que le permitan a la clase media acceder a su primer hogar estable y para pagar una red de Seguridad Social más amplia. Aparte de construir más casas, el plan de Harris es ofrecerles hasta 25.000 dólares a ciertos compradores primerizos con la intención de ayudarles a adquirir una propiedad.
- Concesión de créditos fiscales destinados al cuidado de niños y de beneficios fiscales para los propietarios de pequeñas empresas.
- Desgravación de las propinas que recibe la clase trabajadora.
- Elevar los impuestos a las importaciones, sobre todo a los productos procedentes de China para incentivar la producción local y romper la dependencia norteamericana de los proveedores extranjeros.
- Seguir con la medida de Biden consistente en abaratar el coste de vida en EE. UU por medio de la reducción del precio de artículos de uso cotidiano. Por ejemplo, el de los medicamentos con receta. Para bajar el precio de estos, Harris acelerará la velocidad de las negociaciones del Gobierno con las farmacéuticas.
- Reducir la inflación nacional.
Política económica de Donald Trump
El expresidente del Gobierno no está interesado en crear una economía nacional más justa sólida y sostenible. En lugar de esto, quiere extenderles un cheque en blanco a las empresas dedicadas a los combustibles fósiles, así como congraciarse con multimillonarios como Elon Musk y Peter Thiel, a quienes les concederá el derecho a crear y eliminar normativas a voluntad. En conclusión, el plan de Trump dará lugar a una economía más débil, menos competitiva y más desigual.
Trump ha cuestionado la independencia de la Fed. Es por ello, que otra presidencia suya introduciría una fuente persistente de incertidumbre económica que deprimiría las inversiones y el crecimiento a la vez que aumentaría las previsiones inflacionarias.
Igual de problemáticas son las propuestas del candidato republicano en materia impositiva. La rebaja que se hizo de esta para en 2017 a corporaciones y millonarios no estimuló las inversiones, sino que alentó la recompra de algunas acciones. En este sentido, ciertos republicanos reconocieron que dicha medida aumentaría el déficit fiscal. Por ello, se le añadió una cláusula de caducidad que entrará en vigor en 2025. Sin embargo, el expresidente, ajeno a la evidencia de que las rebajas impositivas no «derraman» ni se financian solas, quiere renovar y profundizar la de 2017 de formas que le añadirían billones de dólares a la ya existente deuda nacional.
Este hecho, que no preocupa a Trump, sí que lo hace a inversores dentro y fuera de los Estados Unidos. Esto se debe a que un déficit creciente resultante de gastos no conducentes a una mayor productividad aumentará la inflación, debilitará el desempeño económico y agravará la desigualdad.
Por otro lado, si el candidato derogara la Ley de Reducción de la Inflación (aprobada por la administración Biden) perjudicaría al medioambiente y la competitividad del país en sectores muy importantes. Asimismo, eliminaría las disposiciones que permitido abaratar los medicamentos. En resumen, el resultado sería un encarecimiento del coste de vida norteamericano.
En otro orden de cosas, Trump (junto con los jueces proempresa que designó) planea revertir las fuertes medidas procompetencia del Gobierno Biden-Harris, algo que aumentará la desigualdad y debilitará la economía al perpetuar el poder de los monopolios estadounidenses y asfixiar por completo la innovación. Además, pretende eliminar aquellas iniciativas que buscan facilitar el acceso poblacional a la educación superior gracias a préstamos estudiantiles mejor diseñados y dependientes de los ingresos de los beneficiarios. Esto disminuirá la inversión en dicho sector, que es el que más necesita EE. UU. para estar a la altura de los diversos desafíos que plantea su economía innovadora propia del siglo XXI.
Los aspectos clave de la agenda económica del republicano son los que se detallan a continuación:
- Recorte de la financiación destinada a ciencia básica y tecnología, fuente de las ventajas competitivas de los Estados Unidos y del incremento del nivel de vida de los ciudadanos en los últimos 200 años.
- Guerra contra las universidades estadounidenses, incluidas las instituciones de primer nivel que expanden las fronteras del conocimiento, atraen talento de todo el mundo y generan ventajas competitivas para el país.
- Debilitación del Estado de derecho, tanto dentro como fuera de Norteamérica.
- Desgravación de las propinas y de la Seguridad Social. La intención de Trump es desfinanciar a este organismo durante 10 años, lo cual equivaldría a 1,2 millones de dólares.
- Elevar los impuestos a las importaciones, sobre todo a los productos procedentes de China para incentivar la producción local y disminuir la dependencia de Norteamérica de los exportadores extranjeros. En concreto, Trump propone instaurar gravámenes del 10% al 20% sobre todas las importaciones, así como del 60% a las procedentes del gigante asiático. Sin embargo, muchos economistas piensan que esto podría reavivar las guerras comerciales y, por ende, perjudicar al país.
- Bajarle los impuestos a los ricos.
- Frenar la inflación mediante el impulso de la producción energética de EE. UU. (ya está en máximos históricos) con el fin de reducir el coste del combustible.
- Reducir el gasto del Gobierno federal.
- Seguir reduciendo los impuestos que ya empezó a recortar en 2017, pues, esto, según Trump «derrotará rápidamente a la inflación, bajará rápidamente los precios y reavivará un crecimiento económico explosivo».
- Elevación del impuesto sobre las plusvalías del 20% al 28%, en lugar del 39,6% propuesto por Biden.
En términos generales, se prevé que las políticas de Trump ralenticen el crecimiento económico del país durante la segunda mitad del 2025 hasta en 0,5 puntos porcentuales. En cambio, los planes de Harris impulsarán ligeramente el ascenso del PIB nacional.
Asimismo, se cree que las propuestas de ambos candidatos aumentarán el déficit, pero el plan de Trump le añadiría 5,8 billones de dólares en una década, frente a los 1,2 billones de Harris.
No obstante, las perspectivas para el déficit y la economía dependerán de si el partido de alguno de los 2 candidatos logra el control del Congreso, entidad que tiene la última palabra en relación a los grandes cambios fiscales nacionales, como, por ejemplo, los impuestos.
© Reproducción reservada