La compañía eléctrica alemana E.ON ha cerrado los primeros nueve meses del año con un beneficio neto atribuido de 2.448 millones de euros, lo que representa un crecimiento del 109,4% respecto al mismo periodo del año anterior. Este fuerte incremento se da pese a una caída significativa del 18,7% en las ventas, que sumaron 56.284 millones de euros.
Rendimiento por divisiones
El negocio de comercio minorista de energía sigue siendo el principal motor de ingresos para E.ON, con 39.537 millones de euros, aunque sufrió un retroceso del 27,1%. En contraste, la división de redes de energía destacó por su crecimiento, generando 14.718 millones de euros, un 16,6% más que en el mismo periodo de 2023.
El Ebitda ajustado, indicador clave para evaluar el desempeño operativo, alcanzó 6.687 millones de euros, lo que supone un descenso del 14,1% en comparación con el año pasado.
Aumento en inversiones y endeudamiento
E.ON incrementó sus inversiones en un 19,8%, destinando 4.706 millones de euros, con la mayor parte enfocada en redes de energía, que absorbieron 3.565 millones de euros, un 14,6% más.
Sin embargo, este esfuerzo inversor también vino acompañado de un aumento en la deuda neta, que cerró septiembre en 41.115 millones de euros, un 9,1% superior a los 37.691 millones de euros reportados a finales de 2023.
Proyecciones optimistas
La eléctrica mantiene sus previsiones para 2024, con un Ebitda ajustado de entre 8.800 y 9.000 millones de euros y un beneficio por acción ajustado de 1,07 a 1,15 euros.
Mirando a largo plazo, para 2028 la empresa estima que el Ebitda superará los 11.000 millones de euros, mientras que las ganancias por acción ascenderán a 1,25 euros.
Con un enfoque en reforzar sus redes de energía y estabilizar su posición financiera, E.ON se posiciona para afrontar los desafíos del sector energético y continuar su senda de crecimiento sostenido.
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