El Gobierno Vasco está en conversaciones con Moncloa para participar en el capital de Talgo y ofrecer una solución financiera que asegure su «españolidad». Sin embargo, la propuesta del Ejecutivo de Imanol Pradales está condicionada a la aparición de un socio industrial que ayude a aumentar la producción de la compañía, siguiendo un modelo parecido al utilizado con ITP Aero.
Aunque las negociaciones están en una fase inicial, se está considerando una fórmula similar a la aplicada cuando Rolls-Royce dejó de formar parte de ITP. En esa operación, el fondo norteamericano Bain Capital, junto con JB Capital y el Instituto Vasco de Finanzas (IVF), se unieron para mantener el control de la empresa. Más tarde, Indra también adquirió un 9,5% del fabricante aeronáutico vasco.
Por ahora, desde el Gobierno de Pradales niegan que se esté analizando el caso de Talgo a través de Finkatuz, su vehículo inversor, pero se sabe que han mantenido conversaciones con actores industriales locales. Sin embargo, no han mostrado un interés claro por la compañía ferroviaria, lo que está ralentizando el proceso. La estrategia del Gobierno Vasco sería adquirir entre un 5% y 10% de Talgo, brindando apoyo financiero sin gestionar directamente la compañía.
El fondo Finkatuz, clave en la operación
El fondo Finkatuz, creado para invertir en empresas estratégicas del País Vasco, cuenta con 300 millones de euros, aunque aún no ha realizado inversiones desde 2022 y solo tiene comprometidos 104 millones. Esto le permitiría destinar recursos a Talgo.
El fabricante de trenes, que tiene sedes en Madrid y Álava, está valorado en unos 430 millones de euros. Si el Gobierno Vasco adquiriera un 10% de la empresa, tendría que invertir unos 43 millones, cifra que está dentro de sus posibilidades, considerando que aún dispone de 196 millones en su fondo. Para ponerlo en perspectiva, esta cantidad es 2,5 veces mayor que lo invertido en CAF (17 millones por un 3% en dos operaciones).
La estrategia del Gobierno Vasco para proteger el tejido industrial
La misión del fondo Finkatuz es garantizar el arraigo de las empresas vascas que son clave para la economía local, y Talgo, un gigante en el sector de transportes y movilidad, encaja dentro de esos parámetros. Las empresas elegibles para recibir inversiones del fondo deben facturar más de 100 millones y emplear a más de 50 trabajadores, algo que Talgo cumple con creces.
Aunque la compañía ha evitado ser etiquetada como una «empresa en crisis», lleva tiempo sin poder aumentar su ritmo de producción y no logró su venta al consorcio húngaro Ganz-MaVag debido a motivos de seguridad nacional.
La urgencia de una solución
El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha expresado su optimismo respecto a llegar a una solución pronto, señalando que en «unas semanas» podría cerrarse un acuerdo que asegure el futuro de Talgo y mantenga su identidad española. El objetivo es dotar a la compañía de un accionariado renovado y de la capacidad industrial para cumplir con los numerosos pedidos pendientes.
Puente también insinuó que Renfe podría reconsiderar las sanciones de 167 millones que reclama a Talgo por retrasos en las entregas, si se resuelve el cambio de accionariado y la situación financiera de la compañía.
Un acercamiento entre el PNV y el PSOE
Esta operación de salvamento encaja en un contexto de mayor acercamiento entre el PSOE y el PNV. Ambos partidos, que gobiernan en coalición en Euskadi, están colaborando en otros frentes, como la reforma de la Ley Mordaza, propuesta por los nacionalistas vascos y recuperada por los socialistas. Además, la presencia de figuras vascas en altos cargos en Madrid, como José Antonio Santano en Transportes y Pedro Marco en Adif, refuerza esta sintonía.
El futuro de Talgo podría pasar por una inversión estratégica del Gobierno Vasco, que buscaría preservar el control nacional y apoyar la industria local. Sin embargo, aún falta por resolver la entrada de un socio industrial, un paso clave para asegurar el éxito de la operación.
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