Tras un verano de relativa calma, el conflicto judicial entre Grifols y el fondo bajista Gotham City Research ha resurgido con fuerza al inicio del nuevo curso. La farmacéutica ha modificado su demanda presentada en enero para incorporar tanto el argumentario de la CNMV como el impacto de las acusaciones lanzadas por Gotham. Estas acusaciones, lideradas por Daniel Yu, han generado repercusiones significativas para Grifols, tanto a nivel financiero como en términos de imagen pública.
La nueva demanda, presentada por los abogados de Proskauer Rose, sigue dirigida contra Yu, su colaborador Cyrus de Weck (director general del fondo bajista General Industrial Partners), y las propias Gotham City y GIP, manteniendo los mismos acusados que en el texto original. Sin embargo, nueve meses después, Grifols admite que el informe de Gotham ha causado serios problemas.
Uno de los mayores impactos del informe ha sido con las entidades bancarias. Grifols menciona que una empresa en la que es un inversor significativo tuvo dificultades para renovar su línea de crédito, ya que el comité de riesgos de la entidad financiera consideró que la exposición mediática negativa representaba un riesgo. Según Grifols, el prestamista «declinó renovar la financiación porque no quería verse asociado con la atención mediática negativa que Grifols y sus filiales han recibido» como resultado del informe de Gotham.
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Grifols
Además de las dificultades con los prestamistas, Grifols ha enfrentado problemas en sus operaciones en Estados Unidos, afectando sus relaciones con proveedores, clientes y la moral de sus empleados. La compañía también menciona el impacto mediático que ha continuado durante el verano, citando un artículo del Wall Street Journal, donde fue calificada como una «vilipendiada empresa farmacéutica».
En cuanto al daño reputacional, Grifols advierte que ya se ha traducido en pérdidas concretas. Según la farmacéutica, la situación ha llevado a la pérdida de oportunidades de negocio, disminución de beneficios, rechazo de hospitales y otros clientes para trabajar con la empresa, dificultades para atraer talento y un aumento en el coste de los préstamos debido a la incertidumbre que rodea a la empresa.
Este daño reputacional y financiero, según Grifols, no es un «asunto teórico», sino que ya se está manifestando en múltiples frentes, una afirmación que también se incluyó en la demanda original.
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