El consejero delegado de Inditex, Óscar García Maceiras, ha descartado la posibilidad de que el gigante textil regrese al mercado ruso a corto plazo, asegurando en declaraciones al Financial Times que las condiciones actuales “definitivamente no” permiten un retorno de la compañía a ese país.
Tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, Inditex cerró sus tiendas en Rusia y en 2023 vendió su negocio local al grupo Daher, operador de franquicias en Oriente Medio. No obstante, se incluyó una cláusula en el acuerdo que permite a la empresa gallega retomar su actividad en el futuro si cambian las circunstancias geopolíticas y legales.
Según García Maceiras, el entorno actual no es adecuado para considerar una reentrada: “Las condiciones para volver a operar en Rusia no se dan, y no hay indicios de que vayan a cambiar a corto plazo”, afirmó el ejecutivo. La empresa también ha señalado que no existen presiones ni invitaciones desde Rusia para que las compañías extranjeras regresen al país.
Antes de su salida, Rusia era uno de los principales mercados internacionales para Inditex, representando aproximadamente el 8,5% del beneficio global. Pese a ello, la compañía ha dejado claro que la seguridad jurídica y la estabilidad política son requisitos indispensables para cualquier plan de retorno.
Tras la salida de Inditex, las tiendas rusas ahora operan bajo la marca Maag, que ha replicado gran parte de las colecciones y formatos de Zara. Desde la compañía española aseguran que esto se debe a que los proveedores y diseños en el sector textil suelen ser compartidos o no exclusivos, y no existe ninguna colaboración actual con Maag.
Además, el contexto legal en Rusia se ha endurecido para las multinacionales occidentales: varias iniciativas legislativas apuntan a la nacionalización forzosa de activos o a limitar la capacidad de recompra de las empresas que se marcharon desde 2022.
Con este panorama, Inditex se une a otras grandes corporaciones europeas que mantienen su retirada del mercado ruso, en una clara señal de que la guerra en Ucrania sigue generando profundas consecuencias económicas a largo plazo.
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