En Seattle, los empleados de Boeing han convocado una huelga para hoy a la vez que han rechazado el convenio que el gigante de la aviación presentó como «una bendición» para el personal. Esto se debe a la difícil situación financiera actual por la que está pasando la mentada empresa.

Sede central de Boeing en Virginia (EE. UU.)
La de hoy es la primera huelga de la Asociación de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM en inglés) desde 2008, cuando el parón laboral duró 57 días.
Anoche, el Presidente del sindicato IAM del distrito, Jon Holden, anunció que la plantilla de Boeing había rechazado el convenio establecido por dicha compañía con un 94,6% de los votos y había aprobado la huelga del viernes con un 96%.
«Nuestros miembros han hablado alto y claro esta noche», afirmó Holden, que representa a unos 33.000 empleados en el noreste del Pacífico. «Iniciaremos una huelga a medianoche». Esta supone el cierre de 2 relevantes plantas de ensamblaje de aviones en la región de Puget Sound.
La votación, que tuvo lugar ayer, jueves, permitió que los trabajadores de Boeing le dieran la espalda a un acuerdo que, según ellos, es mucho menos generoso de lo que habían prometido los directivos de la empresa.
Dirigida por Kelly Ortberg, Boeing propuso una subida salarial del 25% en 4 años y se comprometió a invertir en Puget Sound. Por ende, el CEO argumentó que dicho aumento era el mayor de la historia y que una huelga, por tanto, «pondría en peligro la recuperación de la compañía, erosionando aún más la confianza con sus clientes».
Los trabajadores, sin embargo, se opusieron al acuerdo que, inicialmente, contaba con el apoyo de la dirección de la IAM. El motivo es que estos primeros habían solicitado un aumento salarial del 40% y es por ello que consideran que la cifra del 25% está inflada ya que el nuevo trato elimina una bonificación anual de Boeing.
La huelga se va a producir en un contexto delicado para la empresa, pues, este año, su presente reputación se ha visto eclipsada por diversos incidentes de seguridad aérea. Estos comenzaron en enero cuando un panel de fuselaje de un avión Boeing 737 MAX de Alaska Airlines explotó en pleno vuelo, provocando un aterrizaje de emergencia.
Boeing declaró, en este sentido, que, a pesar del resultado, estaba dispuesta a reanudar sus negociaciones: «Seguimos comprometidos a restablecer nuestra relación con nuestros empleados y el sindicato, y estamos dispuestos a volver a la mesa para alcanzar un nuevo acuerdo».
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