¿El liderazgo? Una cuestión de atención y dedicación

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Reflexionaba recientemente sobre cómo y cuándo está el liderazgo, no solo relacionado con las capacidades estratégicas y de intuición en los negocios de un gerente o un empresario, sino también – y quizás sobre todo – como una cuestión de atención y dedicación.

Atención cuando te pones en los zapatos de quienes trabajan contigo y para ti, teniendo la paciencia de explicar y la capacidad de delegar. Atención cuando, ante un problema en la empresa, se prefiere actuar (y eliminar) sobre las causas en lugar de sobre los responsables: porque detenerse en los errores sin saber apreciar la propensión al riesgo de una persona, podría resultar a largo plazo contraproducente en términos de iniciativa. Atención también cuando se construye un equipo, logrando reunir un grupo de talentos complementarios en lugar de similares: la diversidad es siempre un valor.

Es necesario prestar mucha atención al dar directivas, porque deben ser claras y creíbles; y la misma atención es necesaria al proporcionar siempre retroalimentación positiva, especialmente cuando se trata de reconocer un mérito o un resultado, retroalimentación que debe ser al menos constructiva cuando se señala un error.

Y luego, no puede ni debe faltar la dedicación, mucha dedicación. Porque es la dedicación la que le da a un líder la capacidad (y el instinto) de reconocer los talentos reales y potenciales de cada colaborador, para motivarlos a ir más allá de su zona de confort. Se necesita dedicación para superar las oposiciones internas en la empresa y tener la disposición de enfrentarse a las razones que inspiran los conflictos.

Es necesario armarse de muchísima dedicación para perseguir las propias ambiciones, entrenando con el tiempo las propias aspiraciones e incluso los propios sueños, a veces yendo en contra de lo que inicialmente podría parecer lo único correcto, contra el sentido común. Porque la dedicación es creer en uno mismo y en los demás, incluso cuando los demás no creen en
lo que uno hace ni en sí mismos. Y para lograrlo, es fundamental saber escuchar y escucharse. Es decir, prestar mucha atención…

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