BlackRock, el fondo de inversión más grande del mundo ya tiene en su mano todos los permisos que necesitaba para cerrar la compra de Global Infrastructure Partners (GIP). Uno de los más importantes fue el que le dio el Gobierno español, ya que GIP controla el 20% de Naturgy, una de las compañías estratégicas del país. ¿Y por qué España tenía algo que decir? Gracias al famoso escudo antiopas, el Ejecutivo tiene derecho a vetar cualquier operación que afecte a empresas estratégicas como esta.
Este acuerdo, que se anunció en enero, supone una operación de unos 12.500 millones de dólares (11.400 millones de euros, más o menos al cambio actual), y ahora ya es un hecho. Según el comunicado de BlackRock, «la combinación crea un líder de la industria en infraestructura, tanto en capital como en deuda, que ofrece una gama muy amplia de soluciones en mercados desarrollados y emergentes«. Traducido: con este movimiento, BlackRock se convierte en un gigante de la inversión en infraestructuras.
¿Qué implica para GIP y Naturgy?
El principal activo de GIP en España es su 20% en Naturgy, un trozo del pastel que ahora vale unos 4.000 millones de euros. GIP seguirá gestionado por Bayo Ogunlesi, el directivo que hizo la inversión, y Larry Fink, el gran jefe de BlackRock, ya ha dejado caer que Ogunlesi será nombrado para su junta directiva. Además, a este 20% de Naturgy se le suma el 0,21% que BlackRock ya controlaba a través de los fondos de inversión que maneja para sus clientes. Un pequeño extra que ahora refuerza su posición en la energética.
La fusión de GIP con BlackRock creará una división de infraestructuras que gestionará activos valorados en 170.000 millones de dólares. Esta nueva plataforma contará con un equipo global de 600 personas y una cartera de más de 300 inversiones activas repartidas en más de 100 países. Bayo Ogunlesi, que seguirá al mando de GIP, afirmó que están «entusiasmados de comenzar esta nueva etapa como parte de BlackRock, con el objetivo de crear la principal firma de inversión en infraestructuras a nivel mundial«.
Por su parte, Larry Fink aseguró que «la infraestructura representa una oportunidad de inversión generacional«. La combinación de BlackRock y GIP les posiciona, según Fink, para aprovechar las tendencias estructurales a largo plazo que impulsarán el crecimiento de las infraestructuras y ofrecerán a los clientes las mejores oportunidades de inversión.
Condiciones del Gobierno español para Naturgy
Aunque BlackRock ya puede celebrar su entrada en Naturgy, lo hace con ciertas condiciones impuestas por el Gobierno español. Moncloa dio luz verde a la operación asegurando que la normativa española protege los intereses estratégicos del país y, al mismo tiempo, atrae inversiones extranjeras. Sin embargo, a BlackRock se le han impuesto las mismas restricciones que enfrentó el fondo australiano IFM cuando trató de comprar un 20,6% de Naturgy en 2021.
Una de las exigencias es que BlackRock respalde la inversión de Naturgy en proyectos relacionados con la transición energética en España. Además, deberá mantener el domicilio social de la empresa en España y asegurar que una parte importante de la plantilla también siga en el país. Moncloa también bloqueó cualquier posibilidad de que Naturgy pueda salir de bolsa o que se realicen grandes ventas de activos, algo que GIP ya había intentado en 2022 con el proyecto Géminis.
Así que, aunque BlackRock entra pisando fuerte en el sector de las infraestructuras y refuerza su presencia en Naturgy, tendrá que jugar con las reglas que marca el Gobierno español. Una operación de alto nivel que no solo mueve miles de millones, sino que también tiene implicaciones estratégicas importantes para la economía española.
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