Ángel Escribano, recién aterrizado como presidente de Indra, tiene algo claro: no hay tiempo que perder. Uno de los temas más urgentes sobre su mesa es la posible compra de Hispasat, una operación que lleva gestándose más de un año y que podría cambiar el panorama del sector aeroespacial español.
Este inesperado cambio de sillas en las cúpulas del Ibex, con Marc Murtra dejando Indra para liderar Telefónica, promete acelerar los planes de crecimiento de la compañía. Esta jugada busca consolidar a Indra como el gigante español de la defensa y seguridad, con el sector aeroespacial como pieza clave en su estrategia.
Hispasat, el próximo objetivo de Indra
Bajo el liderazgo de Miguel Ángel Panduro, CEO de Hispasat, la compañía se ha posicionado como un jugador relevante en el mercado satelital. Curiosamente, Panduro ya trabajó con Escribano en el pasado, lo que podría facilitar las negociaciones.
El objetivo del Gobierno y de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), uno de los principales accionistas de Indra, es claro: convertir a Indra en un campeón militar capaz de competir en Europa y a nivel global. La adquisición de Hispasat encajaría perfectamente en esta estrategia, especialmente en un momento en el que la geopolítica está presionando a los países de la OTAN para aumentar sus presupuestos de defensa.
El desafío del precio
Pero no todo es tan sencillo. Comprar Hispasat implica enfrentarse a un tema complicado: el precio.
En 2019, Redeia (antes conocida como Red Eléctrica) pagó 993 millones de euros por el 89,68% de Hispasat, valorando la compañía en más de 1.100 millones. Desde entonces, los números han cambiado. El ebitda de Hispasat en 2023 fue de 126 millones de euros, el más bajo en tres años, lo que podría complicar una valoración alta. Sin embargo, la empresa tiene varias cartas fuertes bajo la manga.
Hispasat lidera el programa IRIS2, una iniciativa europea con una inversión de 6.500 millones de euros para garantizar telecomunicaciones seguras durante los próximos 12 años. Además, está involucrada en el consorcio SpaceRISE, que planea lanzar 290 satélites de órbita baja y media para 2030. A esto se suma el proyecto SpainSAT 1 y 2, con un impacto económico de 2.000 millones de euros en 15 años.
Con estas perspectivas, el valor de Hispasat podría dispararse, pero convencer a Redeia de vender sin pérdidas será todo un reto.
La presión geopolítica
Mientras tanto, la presión internacional para que España aumente su gasto en defensa está en máximos. Con Trump insistiendo en que los países de la OTAN destinen hasta el 5% de su PIB a defensa, España, con un modesto 0,9% en 2023, está claramente rezagada. Aunque el objetivo del Gobierno es alcanzar el 1,3% del PIB para 2026, todavía queda mucho por hacer para ponerse al nivel de otros países como Estados Unidos (3,3%) o Reino Unido (2,1%).
En este contexto, una lluvia de nuevos contratos militares parece inevitable, y tener un operador satelital como Hispasat podría ser clave para posicionar a Indra como un líder del sector.
¿Un acuerdo inminente?
La decisión final depende de Redeia, pero no hay que subestimar la influencia del Gobierno a través de la SEPI, que tiene participación tanto en Indra como en Hispasat. Todo apunta a que este es el momento ideal para que Indra apueste fuerte por el sector aeroespacial.
Si el acuerdo se cierra, podría ser un paso de gigante hacia el objetivo de convertir a España en un referente en defensa y tecnología. Pero si algo está claro es que, con o sin Hispasat, la nueva era de Indra promete estar llena de movimientos estratégicos y grandes apuestas.
© Reproducción reservada