Europa tiene un problema, y no es solo económico. Enrico Letta, exprimer ministro italiano y actual decano de IE University, lo dejó claro en la presentación de su libro Europa. Última oportunidad: el continente necesita un plan estratégico serio si quiere seguir siendo relevante en el mundo.
Letta no solo habló de defensa o rearme, sino de algo más profundo: la seguridad pasa también por un sector financiero sólido, telecomunicaciones avanzadas y un mercado energético bien conectado. “No nos falta tecnología, nos falta mentalidad”, sentenció, señalando que Europa sigue demasiado fragmentada en inversiones nacionales en lugar de pensar en grande.
Uno de sus mensajes clave fue la necesidad de un mercado único más ambicioso. No basta con mover bienes y servicios, hay que facilitar también el flujo de talento y conocimiento para evitar que los jóvenes tengan que irse de sus países por falta de oportunidades.
Más unión financiera y menos burocracia
El evento contó también con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, quien coincidió con Letta en que Europa necesita un mercado de capitales más eficiente. Habló de estandarizar calificaciones para pymes y etiquetar productos financieros para atraer inversión a sectores productivos. Eso sí, advirtió que, aunque muchas de estas ideas suenan a puro sentido común, llevarlas a la práctica es otra historia: coordinar a 27 países con intereses distintos no es tarea fácil. Su propuesta: crear «coaliciones de voluntarios» dentro de la UE para avanzar sin esperar el consenso absoluto.
Por su parte, Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, respaldó la urgencia de estas reformas y puso el foco en la transición energética y la movilidad eléctrica. Además, pidió menos trabas burocráticas para que las empresas europeas puedan competir a nivel global. En su opinión, sin compañías fuertes y competitivas, no hay salarios decentes, ni innovación, ni talento que se quede en Europa.
En definitiva, el mensaje quedó claro: o Europa se pone las pilas y empieza a actuar como un bloque unido, o se quedará atrás en el tablero global. Letta lo dejó en el aire con su título: Última oportunidad.
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