Carlos Cuerpo (Economía): Comerse el mundo

La Unión Europea, de vegetariana, debe convertirse en omnívora. Y, gracias al ‘momento dorado’ de su economía, España podría desempeñar un papel protagonista en el renacimiento de todo el continente. Es lo que piensa el ministro de Economía, quien en esta entrevista también habla de trabajo, productividad y empresas.

Carlos CuerpoJavier Villagrán

La puerta del despacho del Ministro de Economía se abre justo a las 14:30. Carlos Cuerpo se levanta del escritorio, extiende la mano y, con un fuerte apretón, se disculpa por los minutos de retraso. “La agenda, ya saben”, bromea con una sonrisa. Aún no ha almorzado y, después de la entrevista, tiene una llamada con Bruselas, pero el apetito que muestra no es físico, sino estratégico. Para él, Europa es una vegetariana en un mundo de carnívoros y tendría que ser omnívora para jugar el papel que le corresponde, porque “es su momento”. Un plan en el que España está llamada a ser protagonista y jugar un papel destacado en este nuevo renacer del continente, gracias al ‘momento dorado’ de la economía nacional y redefiniendo el futuro de Europa.

Como ministro de Economía fue el ‘director de orquesta’ del crecimiento de España por encima de Alemania, Francia e Italia. ¿A qué atribuye el ‘momento dorado’ de la economía nacional en 2024?

Este momento dorado no es casualidad, sino el resultado de una política económica con una dirección clara. Se asienta sobre un mercado de trabajo que evoluciona de manera extraordinaria, con cifras récord gracias al impulso de reformas estructurales como la laboral y medidas de apoyo para las rentas más bajas como el salario mínimo interprofesional, que ha subido por encima del 60%. Además, hay una evolución muy positiva en el sector exterior, no solo con datos históricos de turismo, con flujos más diversificados, sino con un importante crecimiento de los servicios no turísticos, servicios de mayor valor añadido, que hoy en día superan los 100.000 millones de euros. Otro factor clave es el impulso al mix energético basado en energías renovables, que ha llevado a España a producir más del 54% de su electricidad de esta forma, reduciendo costos y atrayendo inversión extranjera. Según Financial Times, España ha sido el segundo país del mundo en captar inversiones para nuevos proyectos de energías renovables entre 2018 y 2024. Finalmente, destacaría que se trata de un crecimiento equilibrado en contraposición con etapas anteriores, con superávit externo y una moderación de precios tras la crisis inflacionaria por la guerra en Ucrania. Además, tras el aumento de deuda por la respuesta al COVID, hemos logrado reducirla en más de 22 puntos del PIB, recuperando prácticamente el espacio fiscal utilizado, poniendo de manifiesto nuestro compromiso con la responsabilidad fiscal.

Carlos Cuerpo

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¿Qué papel han jugado las empresas españolas en esta evolución y cuál deberá serlo para garantizar la tendencia positiva? ¿Qué sectores están aportando más que otros?

El elemento de competitividad en el sector exterior está estrechamente ligado al liderazgo de las empresas españolas en sectores clave. Actualmente, España cuenta con empresas líderes a nivel mundial en energías, especialmente renovables, así como en infraestructuras, donde llevan décadas destacando. Estas empresas no solo impulsan las exportaciones y la inversión en el exterior, sino que también fortalecen toda la cadena de valor. Además, factores como la competitividad en costes energéticos, la alta cualificación de los trabajadores, la estratégica localización geográfica entre Europa, América Latina y el norte de África, y el desarrollo de infraestructuras físicas y tecnológicas, como el 5G y la red aeroportuaria, refuerzan este liderazgo. Estos factores hacen que las empresas españolas sean muy competitivas a nivel internacional.

Las previsiones también son alentadoras para 2025 (2,6%) y 2026 (2,2%). ¿Dónde se centrarán las políticas económicas del Gobierno para garantizar ese crecimiento?

Las previsiones de crecimiento para España en 2025 son optimistas, con instituciones como el Banco de España y BBVA proyectando un crecimiento del 2,7% y 2,8% respectivamente, por encima de las estimaciones del Gobierno. En 2024, España creció un 3,2%, representando el 50% del crecimiento de la zona euro, pese a representar el 10% del PIB de la zona euro, y generando 3 de cada 10 nuevos empleos en la zona. Esto confirma el liderazgo del país en el crecimiento económico europeo, con la expectativa de mantener un crecimiento superior al 2% en los próximos años gracias al Plan de Recuperación y la modernización de la economía, lo que permitirá elevar el PIB potencial hacia el 2%. A corto plazo, nuestro objetivo es seguir impulsando medidas para mejorar la productividad, un reto tanto nacional como europeo, abordado en informes como el de Draghi y Letta. En este sentido estamos impulsando reformas regulatorias e impulsando lo que llamamos el ‘régimen 20’, para facilitar la productividad empresarial en todas las comunidades autónomas y ciudades autónomas, a través de la simplificación y armonización de la regulación, similar al ‘régimen 28’ promovido a nivel europeo. Adicionalmente, estamos aprovechando los desarrollos tecnológicos, fundamentalmente a través de la inteligencia artificial, para reducir la carga administrativa de nuestras empresas, beneficiando especialmente a las pymes.

¿Cuánto les preocupa la política económica anunciada por el presidente Donald Trump? El Banco de España cree que los aranceles estadounidenses pueden provocar una caída del 0,11% del PIB nacional. ¿Qué esperan a corto plazo?

La evidencia empírica de episodios pasados nos muestra que las medidas arancelarias y el proteccionismo son perjudiciales tanto para el país que las impone como para aquellos que tienen empresas que deben afrontar el aumento de costes. Desde la UE y España, la postura es constructiva, buscando mayor integración y negociando con la nueva administración Trump. Sin embargo, Europa va a responder. No vamos a permitir que haya medidas que traten de manera injusta e injustificada a nuestras empresas, como ya se ha visto con los aranceles al acero y aluminio. Sobre el impacto de estas medidas, si hay una palabra clave que define esta situación, es la incertidumbre, por lo que es clave actuar con prudencia. En términos agregados, el impacto parece ser pequeño, pero a nivel sectorial puede ser relevante para algunos sectores. Por ello, España mantiene un diálogo continuo con sus sectores afectados para mitigar el impacto y apoyarlos ante este nuevo desafío económico.

Carlos Cuerpo

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¿Qué posibilidades hay de que Washington acepte la petición de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España de no aumentar los aranceles al país debido al elevado déficit comercial?

España mantiene un déficit comercial con Estados Unidos, estimado en unos 10.000 millones de euros, en contraste con la narrativa estadounidense que suele centrarse en su propio déficit frente a otros países. Más allá de esta diferencia, la estrategia europea busca reforzar la unidad y hablar con una sola voz dentro del proyecto común de la Unión Europea. Desde España no se busca una solución individual, sino que se apuesta por una visión claramente europeísta, destacando que la verdadera fortaleza radica en la escala y cohesión del bloque. Esta postura permite afrontar con mayor solidez los desafíos comerciales y negociar en mejores condiciones a nivel global.

Muchos observadores internacionales consideran tímida la reacción de la UE ante la agresiva política de la Casa Blanca. ¿Cómo valora la actuación de Bruselas?

Por aquí se suele decir que Europa es una “vegetariana en un mundo de carnívoros”, pero la realidad es que el continente se está moviendo con rapidez y con un claro sentido de urgencia ante los retos económicos y geopolíticos actuales. Las recomendaciones de Draghi y Letta han comenzado a traducirse en acciones concretas, tanto en materia de seguridad y defensa como en integración económica. Por eso, Europa debe ser omnívora: mantener nuestros valores y principios como la apertura, la sostenibilidad climática y su modelo de bienestar social único, pero sin caer en la ingenuidad. Es fundamental avanzar en la carrera por la competitividad con determinación, aprovechando las fortalezas del continente. Ahora es, sin duda, el momento de Europa.

En el ámbito laboral también esperan una evolución positiva con la meta de llegar a los 23 millones de trabajadores a finales del 2026. ¿Cuáles son los planes para lograr este resultado?

El mercado laboral en España sigue mostrando un crecimiento sólido, con la creación de aproximadamente medio millón de empleos netos cada 12 meses, lo que nos lleva a esa previsión. En términos de sectores, el empleo está creciendo con fuerza en áreas de alto valor añadido, especialmente en actividades científicas e innovación. Además, se espera que la construcción sea otro motor clave en los próximos años. Tras la caída drástica del sector tras la crisis financiera, se estima que su peso en el PIB pueda estabilizarse en torno al 9%, contribuyendo a solucionar el problema del acceso a la vivienda mediante el refuerzo de la oferta y el acceso a vivienda asequible. Para ello estamos avanzando en crear un sector de la construcción más productivo, desarrollando, entre otras cosas, un proyecto estratégico para la construcción industrializada. Otro factor clave para el crecimiento del empleo será el refuerzo de la autonomía estratégica con polos industriales de desarrollo, consolidando sectores estratégicos que generen empleo de calidad y fortalezcan la competitividad del país.

Existe una preocupación generalizada por el nivel de productividad. ¿No temen un impacto negativo por la reducción de la jornada laboral?

La reducción de la jornada laboral es una de las principales medidas en discusión en el Congreso y lo que esperamos al final de esta negociación es mantener la ambición de las medidas, pero con un diseño equilibrado que permita a las empresas asumir este cambio sin afectar el empleo ni los salarios. Para ello, el Gobierno está centrado en ayudar a las pymes a mejorar su productividad, ya que su fortalecimiento facilitará la transición hacia una jornada reducida sin perjudicar la competitividad. Es cierto que algunos sectores pueden necesitar un mayor acompañamiento, pero creemos que la reducción de la jornada laboral es posible con el enfoque adecuado y las herramientas necesarias.

Carlos Cuerpo

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¿Y de un estancamiento de los salarios como advierte la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged)?

No. A priori estamos viendo que se está siendo capaz de compatibilizar ambos elementos. Estamos viendo una buena evolución de los márgenes de las empresas en distintos sectores de los últimos años y debemos avanzar en la productividad para fomentar la atracción de trabajadores más cualificados, lo que también impulsará salarios más altos. No prevemos que este proceso que se está dando se paralice, al contrario, lo que queremos es fomentarlo.

Existen opiniones encontradas sobre si elevar el mínimo exento del IRPF o no, tras la subida del SMI hasta los 1.184 euros. ¿Cree que mantener la tributación podría ser interpretado como una política de recaudación a través del SMI?

Nosotros hemos apostado por una subida decidida del salario mínimo interprofesional de más del 60%, porque nuestro punto de partida estaba muy lejos de las recomendaciones que se hacen en el Pacto Social Europeo, que indica que el salario mínimo tiene que estar en el entorno del 60% del salario medio. Había muchísima brecha y había que cerrarla. A partir de aquí, el grupo de expertos señala que con esta subida ya estamos en el entorno de ese 60%, por lo que a partir de ahora la evolución del salario mínimo debe alinearse con la evolución de la economía, del salario medio y la productividad, sin perder poder adquisitivo. Evidentemente, la evolución del salario mínimo hace que lleguemos a unos umbrales que superan ya ese mínimo exento que había en términos fiscales. El argumento importante es que el cálculo del 60% se hace en términos netos, para tener en cuenta las diferencias fiscales entre países. Los expertos, cuando han recomendado este año una subida de 50 euros, han tenido en cuenta el impacto de la tributación, lo que quiere decir que, quizás, si no hubiera habido ese elemento de tributación, la subida que hubieran recomendado hubiera sido más baja.

¿En qué punto nos encontramos con la realización de las obras previstas por los fondos europeos? ¿Cuáles son las estimaciones de las repercusiones en la economía real?

El Plan de Recuperación de España se ha implementado en dos fases: primero con el uso de las transferencias y luego con los préstamos ofrecidos por la Comisión Europea. El plan tiene un total de 160.000 millones de euros, distribuidos en alrededor de 80.000 millones de transferencias y 80.000 millones de préstamos. Actualmente, España está muy avanzada en la primera fase de uso de las transferencias, habiendo convocado licitaciones públicas y adjudicado fondos por más de 48.000 millones de euros. De esos fondos, aproximadamente el 40% ha ido a parar a microempresas y pymes. En cuanto a la segunda fase, España está en proceso de utilizar los préstamos para dar continuidad a las inversiones. Se están utilizando diferentes instrumentos de préstamos, como los fondos a través del Instituto de Crédito Oficial y otras instituciones nacionales como Cofides. Uno de los principales enfoques de estos fondos es apoyar la transición climática y la transformación digital de las empresas. En cuanto al impacto, diversos organismos señalan que en 2025 y 2026 se logre el máximo impacto en términos de nivel de PIB, que sería entre 2,5 y 3 puntos, lo que representaría una contribución al crecimiento anual superior a medio punto, contribuyendo significativamente al crecimiento económico de España. Se trata de cifras muy relevantes, y no se podría entender la situación económica española tan positiva sin el Plan de Recuperación.

Carlos Cuerpo

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Tras la caída del impuesto energético, Repsol, Moeve y otras empresas del sector reactivaron sus proyectos de inversión en España. ¿Prevé que se recupere esta tasa en los próximos años?

El Gobierno, al poner sobre la mesa un nuevo impuesto a las energéticas, buscaba que las empresas del sector contribuyeran de manera justa al ‘escudo social’ y evitar, simultáneamente, que el impuesto fuera un obstáculo para que siguieran avanzando las inversiones necesarias en el sector energético, un área clave para el futuro. Era una propuesta equilibrada, pero esta no recibió el apoyo mayoritario en el Congreso. Por lo tanto, por parte del Gobierno se han hecho los esfuerzos necesarios en este ámbito.

¿Tiene el Gobierno planes de cambiar los “remedies” fijados por la CNMC para retrasar la OPA de BBVA a Sabadell? ¿Temen que la operación genere un efecto dominó de fusiones bancarias?

Desde el principio, expresamos nuestra preocupación por el impacto potencial de esta operación, especialmente en términos de competencia, por el posible exceso de concentración que afectaría a las condiciones de los productos para los clientes, desde los depósitos a los créditos. También se podría ver afectado el acceso al crédito para las pymes, ya que Sabadell se concentra principalmente en este segmento. Además, el proceso podría generar sinergias o reducción de costes que afecten al empleo y la inclusión financiera si se cierran oficinas, más allá del elemento de cohesión regional, que también es importante. Para nosotros esto representa un elemento de preocupación y eso no ha cambiado, puesto que no ha habido información adicional. Somos respetuosos con el proceso y estamos a la espera del análisis de la CNMC. Lo evaluaremos en detalle y actuaremos en consecuencia.

¿Qué meta busca alcanzar el Gobierno con sus inversiones en Telefónica e Indra? ¿Prevén más inversiones para crear un gigante de la telecomunicación y defensa?

Estas dos entidades son muy complementarias, especialmente en sectores clave como la seguridad y la defensa, donde somos conscientes de la necesidad de aumentar nuestra autonomía estratégica e independencia. Queremos que sigan siendo jugadores estratégicos en sus respectivos ámbitos y, por eso, es fundamental el refuerzo por parte del gobierno en ambos casos. A partir de aquí, corresponde a las compañías asumir el rol de liderazgo y creemos que la ventana de oportunidad es muy favorable. Y en ese sentido apostamos porque ese desarrollo se mantenga y siga para ser líderes en sus sectores.

¿Qué habilidades y estrategias deben tener los líderes empresariales para adaptarse con éxito a los cambios económicos que atraviesa España?

Esta es una pregunta compleja, pero creo que es importante volver a la respuesta que di sobre el liderazgo que debe tener Europa en el contexto internacional actual. Para mí, es esencial que Europa tenga un liderazgo propio que defienda nuestro estado del bienestar, apueste por una economía sostenible y promueva un enfoque multilateral basado en reglas. Debemos trabajar para que, tanto las instituciones como los políticos y los empresarios, incluyendo las entidades bancarias y financieras, seamos los primeros embajadores de esta visión europea. Así, podemos combinar nuestros valores con la competitividad, lo cual debe ser el enfoque tanto de los empresarios como de los líderes políticos en este momento.

¿Cuál es el gran legado que le gustaría dejar en el Ministerio de Economía?

La forma más sencilla de verlo es que me gustaría que, cuando me vaya, la economía española esté en una mejor situación de la que encontré al llegar. Esto será un desafío, porque el legado de la ministra Nadia Calviño es excelente. Ahí está el reto: ser capaces de mantener y continuar con este impulso hacia adelante.

Lea la entrevista completa a Carlos Cuerpo en el número de abril de Business People

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